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@CaballeroHidalgo

Ilustración de María José Escudero
En un lugar de las redes, de cuyo nombre no quiero acordarme, conocí a @DonDeLaPalabra. Aseguraba que se estaba perdiendo el cortejo. Que los hombres se estaban embruteciendo. Que llegaría el día que no se entendieran con las mujeres de bien y que estaba en peligro el futuro de nuestra civilización. Hablaba de zagales, bausanes, catervas. Me prendí de su bagaje cultural. Lo aprendí todo de él.  Desde entonces, lidiaba a su lado contra bichicomes inflados de testosterona. Y conocí a @SeñoritaPiparra, toda picardía y sensualidad. Sus citas picantonas acompañaban fotos de su cuerpo trabajado con sudor. Y para sudores los que yo padecía cuando los groseros mamelucos las comentaban. Entonces, armado de paciencia, me las veía con ellos para defender su honor. Hasta que, agotado por la desmesura de las hordas contra mi persona, contacté con ella con el mayor de los respetos. Le confesé que mi corazón le pertenecía, que no podía seguir publicando esas cosas. Debía pensar en mí. Me llamó fucking freaky y me dijo que no la stalkeara más. Después me bloqueó. Profundamente herido por no entender sus palabras, abrí otra cuenta y, ahora, sigo luchando por su honra hasta que descubra que me quiere.
 


(Relato publicado en ENTC).