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María

Foto de la red
Se quita la ropa y sale desnuda a la pradera. Desde que vive en aquel recóndito lugar lo hace cada día. Camina por la hierba, despacio, con la sensación de fundirse con ella, mientras el suave sol matinal acaricia su piel sensible. Abre los brazos e inspira profundamente. Por fin las flores dan señales de vida y así tendrá la ayuda que necesita para soportar la suya, esa a la que se va a enfrentar con una sonrisa y algo más de apetito.


(Relato publicado en ENTC. En esta ocasión la inspiración era el color verde).

Mamirijilla

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Mi madre de cuando era niño no tuvo hijos. Se encargaba de la limpieza y la cocina del orfanato donde pasé mis primeros años, un lugar bastante tétrico donde las muestras de cariño no solían traer nada bueno hasta que la encontré. Era justo como siempre la había soñado, tipo Julie Andrews en
Sonrisas y lágrimas. Trabajaba duro, ninguneada por los jesuitas y con horarios imposibles, pero siempre tenía tiempo para consolarme y darme algún mimo que otro. Como aquel día que conseguí zafarme de uno de los padres y corría como un loco por el largo pasillo hasta que me choqué con ella, ya sin aire en los pulmones; me abrazó y me enjugó las lágrimas con su mandil. O como todas las noches que se colaba sigilosa en el colegio para arroparme en el lúgubre cuarto, porque sabía que tenía miedo a la oscuridad, y me daba un beso para que durmiera mejor.

Como ahora que, a veces, aún regresa para arroparme en mi realidad.

Técnicas de respiración

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Había cambiado la forma de respirar. Se concentraba en coger aire profundamente por la nariz y, para ello, alzaba el vientre y dejaba el pecho quieto. Muy despacio. Aguantaba el aire diez segundos, como les decía la profesora en clase, y luego, lo soltaba por la boca. Muuuy suave. Hasta quedar vacía. Sin meter ruido. Una vez. Dos. Tres… No dejaba de temblar pero, al menos, conseguía apartar de su mente la idea de que él pudiera encontrarla, en el rincón que aclimatamos días antes para que se escondiera en caso necesario, tras un armario, porque sabíamos que volvería.



(Relato mencionado en ENTC. Frase de inicio: Había cambiado la forma
. Frase final: sabíamos que volvería. Número 15.)