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El letrado demostró que el malogrado capitán debía haber ido con más cuidado cuando echó mano al calcetín que se le había perdido entre los cactus, donde discretamente agonizaba su cliente, la última “Dionaea muscipula”, que no pudo evitar darle un pequeño bocado llevándose el meñique, cegada por el hambre. No tuvo culpa de que, en aquel lugar de ensueño, hubiesen borrado todo rastro de las moscas que afeaban el cuento en el que, aquel capitán, no volvería a bajar de su barco nunca jamás.
(Relato seleccionado en julio en la web Abogacía Española. Palabras a incluir: calcetín, cactus, consuetudinario, representar, desfavorecido).
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