Translate

El mismo

Foto de la red

Tantas horas de doloroso parto borradas de golpe al tener al bebé al fin entre sus brazos. Siente que todo ha merecido la pena, incluso romper con el padre por no estar de acuerdo en traerlo al mundo, como cuando la convenció la otra vez. Después de aquello, fue casi feliz a su lado, pero nunca dejó de soñar con aquel que podría haber tenido los ojos verdes de su abuelo, la nariz respingona de su tía Manuela o, tal vez, los dedos largos y delgados como los de su madre. 

Ahora, a solas en la habitación del hospital, lo observa embelesada dormir sobre su pecho y no piensa en nada más. Acerca el rostro a su cabecita e inspira hasta embriagarse. Podría pasar el resto de su vida en ese momento.

De pronto, al fin abre los ojos. ¡Sí! Son iguales que los del abuelo. Aunque el bebé la mira de una manera extraña que la incomoda, reconociéndola durante eternos segundos, hasta que rompe a llorar lo de toda una vida perdida de una sola vez.


(Publicado en ENTC)


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario