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Pasados los años, en un paseo por el campo, mi pequeño se lanzó sin pensarlo en una charca y pasó lo inevitable. Aún vive con nosotros en un gran terrario, hasta que cumpla los dieciocho, claro. Pocos lo creerán pero desde el borde del camino los ojos negros de una lechuza fueron testigos.
(Relato mencionado en ENTC. Número 16. Frase de inicio: Cuando era pequeña, mi abuelo Luis me contaba. Frase de fin: desde el borde del camino los ojos negros de una lechuza fueron testigos.)
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